Lo que más llama la atención cuando se mira a España desde fuera es la falta de ambición, no a título individual sino como Estado. Tiene un potencial enorme, pero es un país estancado; con conciencia de las reformas que se necesitan hacer, pero sin voluntad política para hacerlas, excepto en casos de extrema urgencia.
Devuélveme el poder pone de manifiesto que España requiere un proceso amplio de reformas para salir de casi tres décadas de estancamiento. No son cambios imposibles, ni siquiera son difíciles, y se han hecho ya con éxito en muchos otros países. Pero no son solo reformas económicas, sino también políticas, y empiezan, forzosamente, por limitar el desmesurado poder de los partidos políticos españoles. España necesita una transformación liberal en la que los políticos devuelvan a los ciudadanos un poder que nunca tuvo que ser suyo.