La inspectora Claudia Carreras quiere ser una buena policía, y una buena persona. Por ese orden. Pero ambos objetivos le resultan inalcanzables por culpa de la desolación que siente tras el asesinato en Madrid de su compañero y amante, Tomás.
Para olvidarlo se traslada a Valencia, donde debe investigar el extraño secuestro de Lara Valls, la hija de una adinerada familia. Pronto descubre que nada en este caso es lo que parece, y poco a poco empatiza con Lara: ambas son adictas a la literatura, al pasado y al sufrimiento. Tres drogas que pueden llegar a ser mortales.
Una trama intrigante, una prosa aparentemente ligera pero repleta de guiños y cargas de profundidad, junto con unos personajes que viven como si trepasen por una cascada, impedirán al lector dejar de pasar las páginas de La silueta del olvido.