La joven Asmira de Saba tiene una misión que cumplir: robar el anillo del rey Salomón para liberar a su pueblo. Pero, cuando Bartimeo se cruza en su camino, la misión dejará de ser difícil... para convertirse en imposible.
¿Qué hace un genio como yo convertido en un vulgar esclavo? Antes era poderosísimo, y miradme ahora: en pleno siglo X antes de Cristo y a las órdenes del cretino de Khaba. Me paso los días recolectando alcachofas (pero solo las más bonitas) o picando hielo de las montañas para que los sorbetes del rey estén bien fresquitos. Y todo porque mi amo tiene miedo de un arito de oro. Bueno, en realidad es el anillo mágico de Salomón, rey de Jerusalén. Con él puesto es capaz de invocar ejércitos enteros de espíritus malvados y de amenazar a los hechiceros, reyes y guerreros para que le ofrezcan sus servicios y riquezas. Parecen todos perritos falderos...
Por suerte, he conocido a Asmira, una niñita muy espabilada (¡utiliza las dagas como un demonio!) a quien la mismísima reina de Saba ha encomendado una misión secreta. Cuando me la camele, seguro que podremos conseguir muchas cosas.