Considerada por la crítica como una de las mejores obras de Tolstói, Dos húsares (1856), traducida ahora al castellano por Olga Korobenko, es un ?canto? a las licencias indecorosas y descaradas de la aristocracia militar rusa de la primera mitad del siglo XIX, cuya ejemplaridad fue perdiendo fuerza de generación en generación, aproximándose cada vez más hacia un ocaso que vivía de la exaltación de las medallas heredadas y de la gloria de tiempos pretéritos.
El conde Turbín es un oficial de húsares al que le gustan las mujeres, el juego, la bebida y los duelos. Aunque se deje llevar por sus gustos, no es esclavo de sus pasiones sino dueño de ellas. Dotado de un gran sentido del humor, sensibilidad y humanidad, une a su temperamento impetuoso y arrogante la elegancia de un carácter dominante y sobrio.
Un salto temporal de veinte años. El conde ha muerto. Tolstói hace aparecer en escena a su hijo, también oficial de húsares, que no puede vivir sino bajo la sombra de la fuerte e imponente personalidad de su padre, como un Hamlet desheredado. Hábilmente, el escritor ruso logra construir, a través de un juego de espejos entre la personalidad del padre y la del hijo, una historia de dos vidas cruzadas por el destino de las afinidades consanguíneas y por el deseo racional de destruirlas. Toda una obra de arte.
Uno de los textos en que la «construcción» de Tolstói es más visible, y uno de los cuentos más bellos. Italo Calvino.