Adriano Ramírez acaba de jubilarse después de toda una vida al frente del Departamento de Investigaciones Criminales de San José, Costa Rica. Una mañana, cumpliendo con su rutina de tomar el café mientras hojea el periódico del día, se entera de que han hallado muerta a una mujer en las vías del tren que respondía al nombre de Isabel Ríos. Su Isabel.